Siempre que quedo con una chica que me gusta de verdad pienso en cómo será cuando dejemos de hablar. Cómo saldrá de mi vida. Igual que lo han hecho todas las demás. Desde hace unos 3 años siempre lo pienso en la primera cita. ¿Me dará explicaciones? ¿Estará en esa época de su vida en donde no le apetece estar con nadie? A mí tampoco me apetece estar con nadie ¿sabes? Pero desde que llegaste tu quiero estar contigo. Pero ya sé que a ti no. Ninguna chica que me guste quiere estar conmigo. Respecto al esfumarse de mi vida, lo más común es que ya no me contesten más y ahí se quedó todo.
Gracias a saber esto, aprovecho mucho más las citas. Me fijo en la profundidad de sus ojos. En cómo me derrite con su sonrisa. Si de verdad es muy guapa, no suelo dormir. Me paso la noche viendo cómo duerme ya que sé que lo más seguro es que nunca más la vuelva a ver. (Si es que puedo llegar a dormir con ella)
Muchas veces me entran ganas de enseñarle algo mío como mis blogs o mi punto de vista o mi forma de pensar sobre algo, pero siempre soy capaz de parar el impulso de abrirme ante ellas en el último momento. Hace ya muchos años aprendí que a nadie le interesan tus problemas y mucho menos a una chica como esta. No vas a empatizar con ella o a crear algún nexo de unión. Solo conseguirás que que se vaya aún más rápido.
La verdad es que no me gusta nada que me pase esto. Me gustaría poder estar algún tiempo. No pido una relación de años pero que tampoco se vayan en la 1ª o 2ª cita. Algo más. Tampoco es pedir tanto. Poder recordar su cara sin tener que estar toda la noche en vela.
Se van y nunca más se de ellas. Antes si lo pasaba mal. Me preguntaba por qué sería o si había hecho algo malo. Me quejaba de lo injusta que era la situación y no entendía por qué me tenía que pasar a mí. Ahora solo lo doy por echo y ya está. No hay nada más que hacer ni mucho menos decir. Es así y punto.
Hace poco me dijeron que vivimos de recuerdos y eso es justo lo que me pasa con ellas. Solo tengo recuerdos. No tengo ninguna vivencia. Solo observo lo que pasa para recordarlo mañana.
Algún día tendré una tercera cita. O ni si quiera primera.
El fin está antes de empezar.