diez de junio | asun II

El otro día le escribí de nuevo. Y me contestó. La cosa fue fluida hasta que me cansé de hablar y le propuse quedar.

  • ¿el viernes?
  • ¡si! … no, no. Mejor el sábado.
  • Vale el sábado a las 9 ¿vale?

Tengo una cita con ella. El sábado a las 9. La verdad es que estoy motivado. Estoy alegre otra vez, con esos pequeños nervios que te entran cuando quedas con alguien que te gusta. Hacía mucho tiempo que no me ilusionaba con tener una cita. O quedar con alguna chica. Tengo ganas de que llegue ese día, verla y por supuesto, ver qué pasa.

Respecto a la “ley de la atracción”, por así llamarla, pienso frecuentemente en que la cita va a ir bien, todo va a fluir e incluso vamos a llegar a más. Materializo la situación: me imagino la ropa que ella llevará, cómo olerá, qué me dirá y lo mejor, todo lo que le voy a decir. Está claro que no puedes crear un guion en una conversación pero si guionizar o tener las ideas claras de qué tienes que decir, por donde tirar…

Quiero saber cómo es ella en privado, cómo habla, cómo se expresa, cuales son los temas ante los cuales se pone nerviosa… quiero saber tantas cosas de ella… Yo creo que es un poco insegura pero la verdad que puede llegar como un torbellino.

Cuando llegue le daré un beso y antes de girar la cara la abrazaré para que me sienta y por supuesto poder oler su perfume, la mejor droga que un hombre puede tener… le haré bromas para que se sienta incomoda. Le propondré jugar al típico juego de preguntas que no tiene más intención que descubrir todos sus secretos mientras ella piensa que estamos jugando sin más. ¿Qué ha sido lo más loco que has hecho por amor? Descríbeme con tres palabras… ¿Qué ha sido lo más vergonzoso que has hecho?…

Todo con el fin de poder analizar sus movimientos cuando habla, donde pone las manos, hacia donde mira… en fin. Todo se verá este sábado…

hasta entonces, a divagar con su sonrisa.

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