Mucha gente me ve como una persona con valor. Pero yo también tiemblo ante el peligro. Yo también tengo miedo cuando no sé qué va a pasar. De hecho, nunca se lo que pasa. Siempre me siento solo. Antes lo evitaba. Ahora es mío… esa sensación ya es parte de mí. Ando solo ante todos y todo pero supongo que los samuráis también se sentían así… con la diferencia que yo soy solo un cobarde asustado que a veces lo intenta… y otras no.
Creo que pienso mucho las cosas. El otro día, por ejemplo, conocí a una chica con la cual estuve hablando un rato por whatsapp. La cosa iba bien e incluso dijimos quedar. Todo fue bien. No hubo nada erróneo, o algo que me dijese que había ido mal. Pero ahí es cuando llegan los fantasmas. Los fantasmas del pasado. Unos los llaman mala suerte, otros, experiencia y yo les llamo, los fantasmas del pasado.
Se reconocen fácilmente ya que llegan cuando todo está bien. Cuando todo fluye y crees que por una puta vez vas a conseguir algo, aparecen. Y no de repente, que es peor. Ves cómo viene su cabecilla del grupo. Te saluda amablemente. Se llama Dudas. Después viene todo seguido. Empiezan a rodearte con sus pensamientos equivocados pero que en el fondo, a pesar de que tú te niegues, escuchas con atención.
Tiene otro chico. Es así con todos. Si no te habla ya sabes por qué es.
Estos fantasmas se suponen que son lo peor que puede llegar cuando algo te va bien y digo supongo porque en el fondo tienen toda la razón. Al principio te niegas, pero cuando te atreves a luchar en esa perdida guerra te encuentras un no ya he quedado. La guerra ya estaba perdida pero te gusta tanto esa chica que aun así te crees que puedes matar a esos fantasmas y por un momento, se te olvida que están muertos. Ellos no pueden morir. Recuerda varias cosas. Están muertos, son tus muertos y no podrás hacer nada por evitarlos. Son tú y tú eres ellos.
Sí, ya había quedado.