A la gente le da miedo estar sola y a la gente le da miedo estar acompañada. Hay personas que pululan por la vida solitariamente, conociendo a gente y conociendo a nadie. Van y vienen sin nada más que un hola y adiós pero sin buenos días ni buenas noches. La gente vive acompañada pero duerme sola. Ya que al dormir solo puedes estirarte o girarte cuantas veces quieras, sin molestar a nadie y lo más importante, que nadie te moleste a ti con sus giros. Los años pasan pero las personas no. Son las mismas de siempre, de hace muchos años.
Con distintas caras y distintos nombres pero el mismo tipo de personas de cuando eras pequeño. Es curioso que los mismos apodos que le dábamos a los niños del patio del colegio se los podemos dar ahora a la gente que conocemos, la presumida, el egoísta, la llorona, el guarro, la avariciosa, el mentiroso… La gente crece pero no cambia sus nombres ni sus apodos. Sus actos que les representan cuando teníamos 7 años y cuando tenemos 37…
La vida gira sin que nadie la pueda parar. O quizá si, pero no serás tu quien lo haga. Seguirás demasiado ocupado poniéndole motes a la gente.