uno de marzo | lágrimas

Sentirse solo nunca está de moda. La gente oculta sus lagos de soledad. Sus pérdidas de fe en ellos mismos. Niegan la locura que tienen como forma de ser cada noche cuando llegan a sus camas. Con los años vi que todo el mundo llora en su cama. Por amigos, por pareja o por disciplinas. Todos tenemos un motivo por el que dejar correr las lágrimas. Un problema que casi nadie sabe es que las lágrimas nunca duermen. Más sigue siendo una suerte que hayan venido a verte. Piensa que al menos le importas a alguien. Son las musas de los poetas, de los solitarios y de mí. Vuelan rápido para que nadie las pueda ver y lo cierto es que pesan toneladas. Delante del espejo siempre pesan el doble así que nunca te asomes a ver que aspecto tienen. Te matarían. Si te encuentran estas perdido, son fieras capaces de destrozar cualquier cara que encuentra y te aseguro que da igual donde estés. No tienen respeto por nada. No importa quien esté delante, caerán sobre tu cara dejándotela hecha un cristo y lo peor de todo, demostrando que eres un cobarde. Estuve mucho tiempo solo hasta que entendí que por más que cambies el panorama, siempre vendrán a decirte que eres humano, que las necesitas. No puedes vivir sin ellas y ellas sin tu dolor tampoco. ¿Te acuerdas en el 2003 cuando empezaste a llorar de verdad? Desde ahí te acompañan, desde aquel momento van contigo de la mano, aunque sea por dentro, así que no has de ser maleducado y dejarlas de lado. Yo ya aprendí que forman parte de esta lenta muerte que tenemos por vida. Van y vienen dentro de uno a su antojo. Que se paseen por tus penas no está mal, es más, tiene su encanto. El problema viene cuando intentan salir fuera. Ahí es cuando la cosa se pone fea. Te tiembla la barbilla, aprieta la garganta  y… Caen tus musas dejándote en vergüenza delante de todos esos muertos vivientes. A veces piensas que vienen a joder pero cuando lo hacen, cuando llegan de verdad, confirmas que así es. Han venido solo para eso, para joderte. Pero no sufras, mírame a mí. Ya no me importa que la gente me vea con ellas. Al principio eran como prostitutas baratas, te daba vergüenza que te viesen de la mano con ellas. Ahora no es que me guste pero hasta las putas baratas necesitan que las quieran, que las escuchen. Yo las escucho y las amo. Prefiero a las lágrimas antes que a las princesas que me hacen llorar. Si te fijas, si lo analizas bien, las putas baratas o lágrimas en este caso, siempre llegan. Ya sea por el alcohol, la princesa que se fue con el más fuerte o por verte en el espejo…

Nunca te aguantes las ganas de llorar.

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