Mi lucha interna en estos días es quedarme aquí. No me gusta esto. No me gusta lo que hago ni con quien trabajo. No encuentro satisfacción ninguna en las obligaciones que tengo que hacer durante 10 horas de mi vida cada puto día. Es increíble la cantidad de horas que podemos pasar enfrente de una puta pantalla, moviendo correos y papeles que no sirven para nada. Parece que la vida se te va en ellos pero en realidad lo único que haces es desperdiciar tu vida. Pagar alquileres, letras de coche, facturas de luz. Auténticas tonterías que solo hacen que seas más dependiente de este puto sistema que solo los ricos disfrutan. Y ni eso. Los ricos tienen reuniones los viernes a las 22 de la noche. Y a las 21 es el cumpleaños de su hijo. ¿Qué importa el cumpleaños de tu hijo cuando el beneficio de la empresa ha crecido 0.76 puntos? No me sale ni la ironía.
Hoy le he preguntado a mi compañera de trabajo como está de ánimos. Su respuesta ha sido:
-He cobrado 120€ menos. Estoy muy agobiada. No llego a fin de mes.
Te das cuenta de que esto es la vida. Dinero. Finales de mes. La vida se puede reducir en carreras que empiezan el día 1 y acaban el día 30. Una carrera en donde no hay ni vencidos ni ganados. Ni vida ni muerte. No hay nada aquí debajo, entre esclavos. Da igual quien seas o el rostro que tengas. Tu único objetivo es correr hasta ganar la carrera de cada mes. Y al final…. Cuando ganas a esos 30 putos días muriendo cada fría mañana ¿Qué hay después? Más muerte. Más días. El comienzo de otra carrera que eterna que acabará cuando vivas. Cuando nazcas después de 60 o 70 años trabajando para otras personas que ni siquiera conoces podrás empezar a vivir. Ir a darle de comer a las palomas. Disfrutar de tus ahorros que no te va a dar tiempo a gastar y lo más importante. Ver como tus nietos crecen esforzándose en sacar buenas notas para poder introducirse en el sistema de lleno. Van a entrar de cabeza y no solo no vas a hacer nada si no que les vas a pagar la universidad más cara para que el día de mañana sean los jefes que un día no fueron al cumpleaños de su hijo porque tenía que comentar el balance anual. Aunque te quisieses gastar el dinero en otra cosa, no podrías. Te sentirías culpable por, después de haber trabajado 40 años, no gastarte el dinero en la formación de los que vienen detrás. Los que vienen “pisando fuerte”. Es graciosa esa expresión. Las generaciones de jóvenes que vienen pisando fuerte. Pisando fuerte ¿El qué? ¿Sus futuros? ¿Sus sueños? Pobre de ellos que aún no han nacido y ya están predestinados a morir por un salario mensual. Pero más pobre de mí que ya estoy muerto desde hace mucho.
Y ni siquiera es por una mujer…