veintitrés de febrero | meras gestiones

La mayoría de los trabajos son gestiones. Meras gestiones sin nada más que eso. Poner un correo aquí para quitarlo de allí. Escribir un informe para luego borrarlo. Llamar a alguien para que luego te llame. Nuestras vidas se pasan enfrente de pantallas haciendo tonterías que aparentemente tienen algún significado. Pero no. Piensa.

Si mañana no fueses a trabajar ¿qué pasaría realmente? Y no me refiero a que el chupapollas de tu jefe se vuelva loco llamándote o te despida. En serio ¿qué pasaría? Te lo puede asegurar un gurú de la economía. Te lo puede asegurar tu madre. O te lo puedo asegurar yo si quieres. No pasaría absolutamente nada. En absoluto. El cliente no dejaría de seguir confiando en tus putos servicios de mercenario barato, ni la empresa cerraría al día siguiente. No. Tranquilo. No eres tan jodidamente importante. No eres nadie en realidad. Todo seguiría funcionando. ¿Sabes cuántos años lleva la economía humana funcionando? Y de verdad piensas que eres “alguien” en tu empresa. No cariño, no eres nadie. Si tu informe no está mañana encima de la mesa del chupapollas jefe, vendrá otro y lo hará. Y todo seguirá igual que los últimos 80 años.

La única diferencia que puede ocurrir entre que tú vayas mañana o no a trabajar es que tú te sientas bien. Es decir, si amas tu trabajo por encima de todo, si eres una de esas personas que ama todo lo que hace por muy asqueroso que sea, si eres una de ellas, adelante. Ama tu trabajo más que a ti mismo. Deja que esa pantalla te absorba de tal manera que no puedas volver a apreciar la luz del sol, la sonrisa de tus hijos o tú matrimonio yéndose a la mierda. Deja que ese programa de gestión correos se convierta en tu verdadero amante. No lo evites. Es más. Te animo que vayas de lleno a lo producción de miles de euros para una persona que ni si quiera te conoce. Sumérgete.

En cambio, si eres uno de esos muertos vivientes sin pasión ni compasión, lo único que encontrarías es felicidad. Pero ahora es cuando vienen las excusas. Las fechas para cambiar que nunca llegan. Los eventos anuales perfectos para cambiar de hábitos que se terminan convirtiendo en eventos para cambiar de fecha.

Con solo mirar un poco ves lo vacía y sola que está la gente. A pesar de estar acompañada. Yo sin embargo siempre estuve solo. Hay veces que si te gustaría estar con otra persona. Que cojones. Claro que te gustaría estar con alguien. Y que te espere al salir o que te escriba por las mañanas. Pero eso nunca sucede. Ni siquiera tienes un sitio de donde salir, mucho menos a alguien que te espere. Y por ahora va a seguir así. Supongo que es bonito que seas parte de otra persona. Que se interese por ti. Que os entendáis. Y que por supuesto discutáis. Supongo. Pero suponer es ya demasiado.

Las nubes se fueron y dejaron todo a medias. Nadie más pudo terminar lo que empezaron. Así que así siguió por mucho, mucho tiempo.

Deja un comentario